Mensaje Desesperado

El agua, clara y mansa, brollaba, salpicando gotas de mica, chispas de luz. De cuando en cuando, alguna burbuja, arrastrada de la corriente, se alejaba, fugitiva, arroyo abajo. Achala se miraba fijamente en el espejo de agua que mentía, en su quietud azul, un cielo de nubes de blanca espuma, y no se conocía a sí mismo, de trocado. Tan otro estaba. ¡Oh, cuánto hacía que vivía en soledad de las gentes, ignorado, ausente y olvidado, en el retiro más secreto, escondido y apartado! Y ahora, el trino cristalino del agua, sonando, lo enfermaba de una tristeza dulcemente inconsolable. Acaso, si labrase en algún tronco un sentido mensaje, con letras grandes y claras, y la corriente blandamente lo llevase... Acaso...

Y si lo enviaba... si lo enviaba... ¿llegaría?