Sosiego

La tormenta se ha alejado. De los tabaquillos arriba, ha dejado de llover. De los tabaquillos abajo, sigue lloviendo. En una huella de Mancilla boya una hoja. Relampaguea tan lejos, que la luz llega sin sonido. A la distancia, sinuosas columnas sostienen negros celajes. Entre las nubes rasgadas, algunas tempranas estrellas. Todo está sonoro de agua. En el arroyo, en el pajonal, en el monte, dondequiera, ruidos de agua que corre, que cae, que brolla, que fluye. Una gota ha roto el negro espejo de un charco. Algún trueno lejano se oye apenas. Sigue relampagueando...

Achala, desnudo, corriendo como un loco, por pajonales infinitos.