Ausencia

...Y fuese el sendero borrando, poco a poco, sus hondas huellas, los yuyos, cubriendo. Fuese, el arroyo, secando. El techo, una tarde de lluvia, se vino entero abajo, y sólo quedaron en pie las paredes, algo verdosas de musgo y moho. Usurparon la cuadra lechuzas y búhos, anidando, en espera de la noche, en los tristes rincones oscuros. El bebedero, donde boyaba antes una redonda luna de plata, se llenó de flores blancas, rojas y amarillas: las semillas traídas por los vientos, con la postrera lluvia, fragantes, florecieron.

Y a un tarro desfondado, roído de la herrumbre, de tan viejo, mudaron, los teros, su nido.

FIN

Acabado a seis días del mes de diciembre del año de dos mil tres